Durante casi un año, Roberta Firstenberg no había tenido fuerza para dejar su cama. Cuando los médicos le informaron que le quedaban apenas unos meses de vida, confesó a Priscilla, su nieta, que tenía un último deseo: salir de su casa. Fue entonces que la joven puso manos a la obra. Envió una carta a Oculus Rift, un sistema de realidad virtual, y explicó a los desarrolladores su situación; éstos respondieron enviándole un dispositivo inmediatamente.
Gracias a la tecnología de estos lentes, Roberta pudo visitar diferentes partes del mundo antes de morir cuatro semanas después.
Fuente: videos.publimetro.cl