Zara Hartshorn es una adolescente. Pero no una adolescente cualquiera: con sólo 16 años parece tener 50. O más. Es que la chica –porque no es más que eso, una chica- padece lipodistrofia, una extraña y poco frecuente enfermedad genética que hace que su piel se arrugue y envejezca precozmente. Zara heredó esta patología de su mamá, Tracy Gibson, que también la sufre.
El fin de la pesadilla
A los 12, la confundían con la madre de su hermana mayor. Antes, entre los 8 y los 10 años, sus compañeros de colegio la agredían y la burlaban de manera continua. Tanto, que durante un tiempo tuvo que dejar de ir al colegio.
Afortunadamente, y gracias a la ciencia, esta “teen” inglesa, nacida en Rotherham, South Yorkshire, ahora puede hacer una vida normal, según informa el Daily Mail.
Cuando su historia se hizo conocida en 2010, su imagen dio la vuelta al mundo y llego a oídos del doctor Abhimanyu Garg, un especialista en lipodistrofia de Texas. Luego de realizarle distintos estudios, se le diagnosticó “Cutis Laxa”, una condición aún más extraña y que puede generar problemas de pulmón, corazón e, incluso, el debilitamiento de las articulaciones.
Frente a este panorama tan desalentador es cuando aparece en escena el doctor Robert Errzek, quien ofreció hacerle de manera gratuita un lifting facial y un aumento de nariz.
Ese fue el comienzo de una nueva vida para Zara. Más feliz y con su autoestima recargada, comenzó una relación amorosa, está pensando en ir a la universidad y sueña con tener un salón de belleza. Y lo mejor de todo, el mensaje que deja en ese mismo medio: “he sufrido muchos comentarios durante toda mi vida, pero ahora me siento completamente capaz de dejar el pasado atrás, perdonar y olvidar”.
El mejor ejemplo de que, más allá de excesos y obsesiones, la ciencia también puede hacer milagros: este es el “lado bueno” de la cirugía estética.
Fuente: www.entremujeres.com
