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Hijo:



Que tus ojos no vean
Lo que los míos,
Para que el sueño no te abandone
Ni este pensamiento de sentirme bestia te persiga.
Que tus manos no se cierren sintiendo
Tanta rabia
Ni tu corazón se arrugue
Ocultando una lagrima.
Que tus pensamientos no se espanten
Viendo al hombre consumar al
Hombre.
Que he visto, hijo
Al hombre levantarse contra el hombre
Y sonreír cuando su mano tosca
Eleva al cielo la testa de su víctima.
Y lo he visto morder el corazón humano
Mientras en su rostro �enajenado y perdido-
Un hilillo de sangre
Reclama misericordia.
También he visto al niño
Odiando y maldiciendo,
Jugando a ser soldado con balas
Fratricidas.
Y he visto al loco
Danzando
Entre los muertos
Encumbrando una cabeza
Como vasija ensangrentada.
Te juro que lo he visto
Y que me maldigo
Por esa impertinencia
Propia
De mi estulticia.
No mires hijo
Los ojos de ese niño
Que invoca s su dios
Mientras con su mano
Tritura
El rostro de su amigo
O de la madre vencida
Ante el cuerpo de
Su amante.
No veas
Con los ojos de mi locura
Tal vez sueño
Sin poder despertar.
Quizá deliro
Atrapado entre pesadillas
Que han hecho de mis días
Un cumulo
De execraciones.
El mundo no puede ser así,
No puede ser esa mano que se alza
Contra su hermano,
Ni esa boca que escupe
Pústulas de odio.
Seguro estoy en el infierno
Condenado una y otra vez
A presenciar
La muerte de mil formas,
Obligado
A morir en cada escena
Donde el hombre desgarra al hombre
Hasta su misma muerte.
Soy quizá,
Un nuevo Sisifo
Que renace cada día
Para desear su fin
Sin alcanzarlo
Sin palparlo
sin que se le otorgue el don
Del definitivo olvido.

Suena a lo lejos una sirena
Una mano se eleva hasta su rostro
No sé quién es
Y su dolor me duele.

En un pequeño balcón
Un niño juega a la muerte
Tira su carga
Mientras con la otra
Lanza su pequeño trompo.

Una mano invisible
Me obliga a ver
A sentir ese miedo
Que se dibuja
Entre sombras y luces.

Soy yo
Esa mano,
Ese rostro,
Ese miedo,
Esa madre,
Ese niño,
Ese loco.

Soy yo el que llora
Y el que aprieta el gatillo
El que muerde el corazón del hombre
El que desprende de su cuerpo
Una cabeza.
Soy yo el que llora,
El que teme
Y el que mata.

Soy yo, hijo.
El yo que también eres tú,
Por eso no mires
No te acerques a mi presencia,
Huye hacia otros soles
Donde mis ojos
No mencionen esa triste
Y maldita palabra:
SYRIA - Σύρια.

Tus ojos
No pueden mancharse
Con su hedor
De serpiente asesina
Ni tus manos teñirse
De su color
Rojo y bronce
O tus pies
Mancharse
Con sus huellas de dolor.

Deja que todo fluya,
Que el paisaje no te alcance
Que sus gritos
No te duelan
Que su llanto
No te entristezca
Y que su veneno
No te consuma.

Cuando digas
Syria
Que tu voz no lo recuerde
Para que no arda
En tu piel.
Para que no renazcan
Los muertos rayados
De blanco y de cal
Para que tus huesos
No sean la llave
De esos hornos cubiertos
De hollín.
Para que nunca más
En la memoria del hombre
Florezca de nuevo
La palabra asesino
Vestida de flor.

Mejor
No digas Syria:
Di: Hombre, Madre, Tierra.
Trompo o baraja.
Todo menos Syria
Por cuanto su sola mención
Me torna loco
Borrándote de mi mente�
Di: !!!padre,
Quiero un beso!!!
Para entregarte mi alma
Y en ella encontrarme
Cada vez
Que el hombre
Eleve su mano
Para matar su misma alma.
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