La Universidad de Harvard entrevistó 10 mil niños y adolescentes y les preguntó cuáles eran los valores más importantes que sus padres les habían inculcado. Casi 80% hablaron de alcanzar la felicidad y conseguir grandes logros como prioritarios, mientras que apenas 20% eligieron ser solidarios y justos.
Según los investigadores de Harvard, "cuando la juventud deja de lado la solidaridad y el sentido de la justicia y prioriza el éxito personal (...), existe un mayor riesgo de cometer distintas formas de comportamiento dañino, como ser crueles, irrespetuosos y deshonestos", detallan en su estudio.
En este marco es que la universidad publicó cuatro técnicas para inculcar la solidaridad en los más pequeños:
1) Darles la oportunidad de ser gentiles
Los niños no nacen con la habilidad de ser gentiles, sino que deben aprenderlo de la misma forma que el lenguaje o las matemáticas. Por eso son importantes las oportunidades diarias como ayudar a otro compañero con los deberes o en la casa con las tareas del hogar. Poner la mesa, por ejemplo, no debe ser premiado con dinero, sino una actividad cotidiana entendida como un gesto de solidaridad genuino.
2) Enseñarles a acercarse y alejarse
Para ampliar el llamado "círculo de preocupación", los investigadores de Harvard señalan que son necesarias dos habilidades. Por un lado, los niños deben aprender a acercarse a los individuos para escuchar y entender sus preocupaciones. Y, por otra parte, tienen que aprender a alejarse para ver el problema de una forma más genérica, en todo su contexto.
3) Actuar como ejemplos de vida
Ser un ejemplo de vida no quiere decir ser un padre perfecto. Pero mostrar empatía y preocupación genuina por los problemas de los niños ayuda a enseñarles a hacer luego lo mismo con otros. Esto también se debe aplicar a vínculos más distantes pero cotidianos, como tratar con respeto a un mozo o taxista.
4) Enseñarles a manejar sentimientos destructivos
El enojo, los celos y la vergüenza son sentimientos difíciles de manejar para los niños (y adultos). Es importante enseñarles que estos sentimientos son normales pero hay que aprender a canalizarlos de forma constructiva. Para ello, se les puede enseñar a respirar profundo y contar hasta cinco antes de explicar por qué una determinada situación les enojó.
Fuente: www.elobservador.com.uy